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La literatura pinta bien en Atlántico con Renata


Jornada cultural de la fundación ‘La Cueva’

Por John Better

La Fundación Cultural La Cueva la desarrolla desde 2008. Es uno de los proyectos culturales más interesantes de la Costa Caribe. Es un espacio lúdico al que han bautizado como «La literatura pinta bien», un proyecto que busca descentralizar la actividad cultural de Barranquilla y trasladarla a los jóvenes de colegios en los municipios del Atlántico.

A las once de la mañana se da inicio al evento, a cada niño y joven se le facilita una hoja de papel, sacapuntas, lápiz, borrador, crayolas, y temperas. Hay más de trescientos estudiantes reunidos y expectantes.

El escritor invitado es Adolfo Ariza Navarro, el más reciente ganador del premio de literatura Juan Rulfo, en la modalidad de novela corta.

Junto a él está el joven artista plástico Alex de la Torre y un par de miembros del taller Renata dirigido por el escritor Antonio Silvera.

Los estudiantes han recibido instrucciones, ellos deberán interpretar en el papel los textos leídos por el escritor. Atentos a cada palabra los chicos apenas si se mueven en sus asientos.

Oriundo de La Avianca, Magdalena, un pueblo hoy desaparecido del mapa debido al conflicto armado del país, Ariza toma el micrófono y lee un par de textos de Regresemos a que nos maten, amor, un libro de prosa poética donde Ariza hace un recorrido por lo que un día fue su pueblo natal. El ahijado fue el texto que llamó más la atención durante la lectura, es la historia de un buen mozo y excelente jugador de fútbol llamado Miromel, quien desaparece de un momento a otro y sus padrinos angustiados piden a cualquiera que lo haya visto de información sobre él.

Al finalizar la lectura todos aplauden y de inmediato empiezan a pintar sobre sus hojas.

Alrededor de Alex de la Torre, el pintor invitado, un grupo de niños se aglomeran fascinados, observando los trazos del artista, algunos le piden consejos de cómo hacerlo, otros sólo miran en silencio.

Casi a la una de la tarde, los estudiantes van entregando sus obras, casi todas reflejan el sentir de los escritos de Ariza: escenas de guerrilla, paramilitares y campos ensangrentados, otros han dibujado muñequitos manga, los mas chicos optan por fresita o Winnie Poh. Al recibir el último dibujo, los escritores y el joven pintor harán de jueces. Diecisiete serán los escogidos, los regalos son libros de distinta índole, poesía, cuento, novela, cursos de ingles entre otros.

Empieza la entrega de regalos. Hay aplausos y risas, en esta ocasión las ganadoras son las niñas. En el ambiente hay la sensación de que la misión se ha cumplido y antes de irse los estudiantes se refrescan con un refrigerio de jugos tropicales y palitos de queso.

Durante el camino de regreso la luz radiante del sol intensifica el color del paisaje, el Atlántico es sin duda una tierra hecha de palabras y color.

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El Heraldo

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